¿Crees que sabes todo sobre el burnout o síndrome de burnout profesional? ¿Pero conoces los beneficios del enfoque sistémico para tratar esta enfermedad profesional? ¿Cuáles son las perspectivas del tratamiento aplicado? ¿Cómo detener el proceso de huida instaurando una nueva dinámica relacional y, sobre todo, cómo recuperar la confianza en uno mismo después del burnout? Para entenderlo, sumérgete en este artículo original sobre el burnout.
¿Qué es el burnout?
El burnout, también conocido como síndrome de burnout, se caracteriza por un estado de agotamiento físico, emocional y mental. Este fenómeno deriva de una inversión prolongada en situaciones laborales emocionalmente exigentes, manifestándose como una intensa sensación de agotamiento emocional, distanciamiento emocional y pérdida de confianza en las propias capacidades (Fuente: Fundación para la Investigación Médica, Instituto Nacional para la Investigación y la Seguridad).
El síndrome también está asociada a varios síntomas como tristeza, problemas de memoria y concentración, aumento de la agresividad, disminución de la motivación, además de problemas físicos como fatiga, dolor de espalda, trastornos del sueño y alteraciones gastrointestinales (fuente: Alta Autoridad de Salud).
En su libro "Cuando el trabajo hace daño", Claude de Scorraille, Olivier Brosseau y Grégoire Vitry describen el proceso de burnout profesional como:
"El conjunto de efectos acumulativos de los intentos de solución que un individuo pone en marcha para adaptarse lo mejor posible a su entorno laboral." Esta dinámica adaptativa es un proceso circular que conecta a la persona con su situación laboral, con los demás y consigo misma, presa de la rigidez, resultado de una combinación dinámica de evitación, control y/o creencias... En el proceso de burnout, la persona evita enfrentar sus miedos realizando una acción que tiene el efecto de calmarlos. Es un proceso de evasión que funciona como una droga. La persona termina por volverse dependiente de la acción.
Burnout en países europeos
El burnout laboral es una preocupación creciente en los países europeos, con datos alarmantes que ilustran su creciente prevalencia en el mundo laboral:
- Según un estudio de INSEE y DARES publicado el 29/06/2023, el 27% de las personas ocupadas que han tenido un problema de salud causado por el trabajo en los últimos doce meses declara que se trata de un problema de estrés laboral, depresión o ansiedad.
- Un estudio de Tecnología indica que 3,2 millones de empleados, es decir, el 12% de la población activa, están en riesgo de burnout.
- Otro estudio realizado por Opinion Way antes del verano de 2022 revela que el 41% de los empleados sufre de malestar psicológico, de los cuales el 14% en grado elevado, y el 34% de los empleados está en estado de burnout, el 13% es calificado como "grave" (lo que representa más de 2,5 millones de personas)... Grupos específicos parecen ser más vulnerables al burnout, entre ellos las mujeres (46%), quienes tienen menos de 29 años (59%), teletrabajadores (45%) y directivos (43%).
Estos datos demuestran la magnitud del problema del burnout en los países europeos, resaltando no solo su impacto en la salud mental en el trabajo de los individuos sino también los costes económicos y sociales asociados para las empresas y la sociedad en general.
Fotografia de Anne Nygard en Unsplash
¿Cuáles son los primeros signos del burnout?
Los primeros signos de burnout suelen manifestarse como una combinación de síntomas emocionales, físicos y conductuales.
Inicialmente, el individuo puede sentir cansancio persistente, trastornos del sueño y disminución de la energía.
Emocionalmente, puede sentirse más irritable, ansioso o deprimido. También son comunes el distanciamiento gradual del trabajo, la baja motivación y la disminución de la satisfacción laboral.
Desde el punto de vista conductual, a menudo se observa una caída del rendimiento, aislamiento social y dificultades de concentración. Estos síntomas, aunque no específicos, pueden progresar y empeorar si no se gestionan adecuadamente...
Diversos factores de riesgo burnout contribuyen al desarrollo del burnout. Estos factores, identificados por estudios y organizaciones de salud como el INRS y la Alta Autoridad de Sanidad, son múltiples e interdependientes.
Las condiciones laborales, como la sobrecarga de trabajo, la presión del tiempo, objetivos irrealistas y la falta de claridad en las tareas y los recursos, desempeñan un papel crucial. A menudo van acompañadas de escasa autonomía y bajas recompensas, lo que lleva a una sensación de falta de equidad y reconocimiento laboral.
Las demandas emocionales, como enfrentarse al sufrimiento o la muerte y la disonancia emocional, son especialmente significativas en algunas profesiones, en particular en el ámbito sanitario y social. Estos factores pueden llevar al cinismo hacia el trabajo y a una menor realización personal.
También las relaciones laborales, incluidos los conflictos interpersonales y la falta de apoyo, pueden contribuir al desarrollo del burnout. Otros factores significativos son los conflictos de valores y la precariedad laboral... El riesgo de burnout también puede variar según la categoría profesional. Los estudios han demostrado que las profesiones con alta carga emocional o que requieren inversiones significativas están más en riesgo.
Además, factores personales y familiares, eventos vitales y la relación con el trabajo influyen en el riesgo de desarrollar el síndrome de burnout profesional. Además, los rasgos de personalidad que pueden limitar la capacidad de afrontamiento, como un historial de depresión, son factores de riesgo.
Prevenir el burnout implica prestar especial atención a estos factores tanto a nivel individual como colectivo, con el objetivo de reducir las demandas profesionales y aumentar los recursos para empleados disponibles. Esto incluye la creación de grupos de discusión, el fortalecimiento del trabajo en equipo y la mejora del reconocimiento del trabajo realizado.
Para obtener más información y una comprensión profunda de los factores de riesgo del burnout se pueden consultar las siguientes fuentes: INRS y Haute Autorité de Santé (2017).
¿Por qué el burnout puede ser grave?
El burnout es mucho más que simplemente estar cansado; es una señal de alarma que indica un profundo malestar psicológico. Su gravedad radica en su poder devastador a largo plazo, pues puede causar graves consecuencias en la salud mental y física... A nivel psicológico puede provocar depresión, ansiedad laboral y disminución de la autoestima, transformando el placer por el trabajo en una carga abrumadora.
A nivel físico, el estrés crónico asociado al burnout puede incrementar el riesgo de enfermedades cardíacas, hipertensión, trastornos inmunológicos e incluso contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas como la diabetes.
Puede incidir también en las relaciones sociales y familiares, provocando aislamiento e incomprensión que agravan el sufrimiento del individuo.
En el entorno profesional, esto conlleva pérdida de productividad laboral y menor calidad en el trabajo, lo cual a largo plazo puede dañar la carrera profesional.
Gestionar el burnout es por tanto fundamental y requiere una intervención multidimensional para prevenir estos graves resultados y favorecer la recuperación burnout y el bienestar de la persona afectada.
¿Cómo puede el enfoque sistémico tratar el burnout?
El enfoque sistémico o pensamiento sistémico, ofrece un potente marco para el tratamiento del burnout reconociendo que los individuos son parte de un conjunto complejo de interacciones en sus entornos personales y profesionales...
Son las soluciones intentadas por el individuo, que pueden perpetuar o agravar el problema (“El problema es el intento de solución” – Paul Watzlawick). El pensamiento sistémico permite implementar acciones correctivas específicas, impulsando al individuo a hacer “diferente” experimentando algo que ya no está en condiciones de identificar haciendo “cada vez más lo mismo”.
Por ejemplo: una enfermera que sufre de burnout, a pesar del compromiso inicial y el deseo de ayudar, se encuentra sobrepasada por la sobrecarga laboral, la falta de reconocimiento y el constante enfrentamiento con el sufrimiento de los pacientes. Estos factores, combinados, provocan sentimientos de agotamiento, cinismo hacia el trabajo y pérdida de realización personal.
En un enfoque sistémico estratégico, el terapeuta y el paciente trabajan juntos para deconstruir esta compleja situación, identificando las interacciones y los circuitos de retroalimentación que mantienen el problema. Se concentran en detener los intentos de soluciones que no funcionan y utilizan estrategias para mover a la persona hacia experiencias emocionales concretas de cambio.
El pensamiento sistémico fomenta el descubrimiento conjunto de los ciclos de retroalimentación, positivos y negativos, que gobiernan nuestras vidas. Esto puede consistir, por ejemplo, en reformular la necesidad de ser perfecto en las relaciones con los demás experimentando, por ejemplo, la visualización de un pequeño defecto que permita volverse “más perfecto” en vez de agotarse en el “más que perfecto”.
Esto también puede consistir en experimentar una estrategia que evite el evitamiento – por ejemplo, atreviéndose a expresar la propia opinión, o asumir el riesgo de decir un “no” leve – en lugar de entrar en un ciclo donde la hiperactividad tiene la función de evitar el enfrentamiento con la realidad o mostrarse como uno es.
El enfoque sistémico sugiere que pequeños cambios en una parte del sistema pueden provocar grandes cambios en el todo, permitiendo puntos de intervención estratégicos que puedan tener un impacto desproporcionado en el bienestar laboral del individuo. Este enfoque no trata solo los síntomas del burnout, sino que aborda las raíces del problema, lo que puede llevar a soluciones duraderas y a una mayor resiliencia ante el estrés futuro...
Reconstruir la confianza en uno mismo resulta ser una parte crucial del proceso de recuperación. Esta reconstrucción implica modificar las creencias internas y una interacción diferente con el entorno. Es un proceso gradual que se basa en pequeñas victorias para construir un sentido de competencia y autoeficacia.
Esto puede conseguirse:
- Estableciendo objetivos alcanzables, generando así dinámicas positivas.
- Comprometiéndose en actividades que aporten un sentido de realización.
- Estableciendo límites saludables con el trabajo.
- Reconociendo los logros y contribuciones individuales en un contexto colectivo.
- Practicando la autocompasión; tratarse a uno mismo con la misma amabilidad y perdón con que se trataría a un amigo es un aspecto fundamental de la resiliencia post-burnout.
En el artículo de investigación "Eficiencia y mecanismos de acción del enfoque sistémico estratégico en la resolución de conflictos laborales" Audrey Becuwe y Grégoire Vitry (2017), exploran la eficacia del enfoque sistémico estratégico en la gestión de conflictos profesionales. En los casos de trastornos de ansiedad el problema mejora o se resuelve en el 85% de los casos. Para los casos de burnout, este porcentaje se estima en el 95%... Deconstruir y sustituir los intentos de solución disfuncionales por estrategias más eficaces es un enfoque particularmente relevante para restaurar la confianza en uno mismo después del burnout.
Por Hervé Insa
13 de julio de 2025
Bibliografía
- Scorraille, C., Brosseau, O., & Vitry, G. (2017). Quand le travail fait mal. Editorial.
- Becuwe, A., & Vitry, G. (2017). Eficiencia y mecanismos de actuación del enfoque sistémico estratégico en la resolución de conflictos laborales.
- Haute Autorité de Santé. (2017). Burnout: définition, facteurs de risque et prévention. Recuperado de https://www.has-sante.fr/
- INSEE & DARES. (2023). Estudio: estrés, ansiedad y depresión relacionados con el trabajo. Recuperado de https://dares.travail-emploi.gouv.fr/
- Opinion Way. (2022). Informe sobre el burnout laboral en Francia. Fuente/Enlace.
- Tecnología. (2021). Estudio sobre el burnout en empleados. Fuente/Enlace.